Historia

Una aventura italiana

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Milán 1908

En una Milán en pleno fervor, celebrando aún el éxito de la Exposición Universal, el joven empresario Luigi Amedeo Bonomelli inaugura su farmacia de hierbas, especializada en la producción de licores y jarabes.

Así empieza una aventura empresarial caracterizada por la dedicación, la pasión y la calidad, que ha recorrido la historia del siglo XX y se ha renovado constantemente hasta nuestros días.

Los primeros éxitos

La pasión, la profesionalidad, la creatividad y el deseo de conocer siempre mejor la tradición y la cultura herbolaria son los valores que guían a Luigi Amedeo Bonomelli en su incansable búsqueda de la excelencia y de nuevos productos que sean buenos a la par que funcionales.


La gran atención que presta a las materias primas y al sabor, sumada a la evolución de los hábitos de consumo en esa época, llevan al fundador a concebir nuevos productos tanto de herboristería como otros muy innovadores, como el bíter y el vermut, que se presentan en 1920.


En este periodo histórico de gran efervescencia creativa y cultural nacen una serie de recetas especiales que amplían la oferta original de hierbas medicinales. Así, en 1926 nace la famosa manzanilla Bonomelli.

Todo empieza con las mejores materias primas

Movido por su inagotable pasión y ferviente curiosidad, Luigi Amedeo Bonomelli viaja a lo largo y ancho de Italia para buscar productos locales y conocer en profundidad las tradiciones populares asociadas al uso de las hierbas medicinales.

Y es allí, en el norte de Apulia, donde Luigi Amedeo Bonomelli entra en contacto con los «terrazzani», lugareños que se ganaban la vida recogiendo hierbas silvestres para venderlas en los mercados de la ciudad, y que disponían de un producto único en su género. Era esa «flor perfecta» que luego se convertiría en la manzanilla Filtrofiore de Bonomelli en los años 70.

Fascinado por las tradiciones y los productos naturales de aquel lugar, en 1939 Luigi Amedeo Bonomelli decide fundar una planta de transformación de materias primas en los alrededores de Foggia, especializada en la manzanilla. Aún hoy, la planta de Foggia sigue siendo un centro de vanguardia en cuanto a la selección de semillas, el cultivo y el secado de flores de manzanilla.

La puesta en valor de las personas y del territorio

La variedad de manzanilla característica de la zona es una manzanilla silvestre, rústica y resistente que crece lozana en la llanura de Tavoliere delle Puglie y que se distingue por su intenso aroma y sus propiedades terapéuticas reconocidas tradicionalmente.


Apostando por las características únicas de estos lugares, Luigi Amedeo Bonomelli pone en marcha una verdadera cadena de producción, consiguiendo contratos de cultivo exclusivo con los agricultores locales.


Gracias también a la nueva planta de producción, se intensifica la actividad de investigación para mejorar las cualidades específicas del producto y crear una cadena de producción y suministro ejemplar que potenciara el valor de las excelencias locales.

Un nuevo comienzo

Durante la Segunda Guerra Mundial, en agosto de 1943, la sede y el laboratorio milanés de la empresa donde empezó todo quedaron prácticamente destruidos. Pero Bonomelli no se rinde y decide trasladar su negocio a Dolzago, cerca de Lecco, Lombardía, donde construye una planta de envasado de vanguardia que contribuye a impulsar el desarrollo económico y social de la zona.


La reubicación de la producción, sumada al suministro continuo de materias primas procedentes de Apulia, marca el nacimiento de un complejo productivo con una fuerte vocación social, que sienta las bases de una nueva relación entre la empresa y el territorio.

Siempre en sintonía con los tiempos

La recuperación del consumo y el clima positivo de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial dan un nuevo impulso al desarrollo y a la innovación. La oferta de Bonomelli se amplía con nuevos productos que marcarán la cultura y los hábitos alimenticios de los italianos. En 1950 se lanza la manzanilla Espresso, la primera manzanilla instantánea para bares pensada para el consumo fuera del hogar.

En los años 70 nace Filtrofiore, la manzanilla elaborada con todas las partes de la flor y que se convertirá en el producto estrella de Bonomelli. En la década siguiente la empresa lanza las manzanillas tamizadas y solubles.

Fiel a su histórica vocación herbolaria y con el deseo de ofrecer productos sanos y deliciosos, en los años noventa Bonomelli presenta nuevas líneas de tisanas e infusiones.